El presupuesto es la piedra angular sobre la que gira cualquier proyecto y por ende su financiación. El presupuesto no es otra cosa que la anticipación de los costes que voy a tener en una inversión y es la base sobre la que se va a calcular la viabilidad. Un buen presupuesto nos va a acercar a la realidad del coste material, en la actualidad con la información que tenemos disponible, la cantidad de proveedores para cada partida y la posibilidad de realizar ajustadas mediciones, nos podemos acercar al coste final con un error que en ningún caso debería suponer más de 2% o 3%, que se considera una variación razonable y que normalmente se tiene en cuenta en el mismo presupuesto en forma de reserva de gestión.
Pero el presupuesto tiene un lado oscuro, ya que justifica anticipadamente costes ocultos que pueden terminar en manos de desaprensivos. Actualmente estamos viendo en los medios de comunicación información sobre el caso acuamed, donde ingentes cantidades de dinero ocultas en los presupuestos no estaban realmente justificadas por los costes de las obras a realizar. Cada vez que veo noticias de este tipo (caso Palma Arena, caso Palau) me viene a la mente el viejo proverbio de: «El ojo del dueño engorda el caballo». Las entidades financieras, las administraciones, y en general todos los inversores tienen que tener el «ojo» puesto en su inversión. Los presupuestos con partidas alzadas, con capítulos completos sin detallar son la fuente de estas desviaciones. El inversor en general necesita un microscopio que le permita adentrarse dentro de esos presupuestos e iluminar el coste real de la inversión.
En nuestro caso nuestro microscopio es nuestro sistema de verificación de presupuestos llevado a cabo por técnicos especialistas en cada rama. Ojos profesionales que saben como y donde mirar, de forma que la opacidad de los capítulos alzados se vuelva totalmente transparente y la inversión por tanto más segura y eficiente.