Con el desarrollo de la crisis la posición de muchos ayuntamientos de toda España se ha vuelto más proactiva.
Por un lado han incrementado su afán recaudatorio y comienzan a presionar a los propietarios de los inmuebles que se encuentran en mal estado o en construcción para que los arreglen o los terminen, con los consecuentes ingresos para las arcas municipales. Pero es la otra tendencia la que está causando verdaderos quebrantos en las entidades financieras y fondos de inversión, la Reprogramación Urbanística.
Muchos ayuntamientos, en la fase de auge, realizaron ambiciosos planes urbanísticos que crearon grandes bolsas de suelo urbanizable que ahora quedan desiertas y ponen en peligro a las ya asentadas, por el efecto dispersión, incrementando también los costes municipales. Estos Ayuntamientos están racionalizando su espacio urbano, reprogramando el mismo, bien paralizando planes parciales o incluso descalificando parcelas convirtiéndolas en suelo rústico. Otros Ayuntamientos simplemente se ven sobrepasados por demandas de terceros a las que no pueden hacer frente de forma adecuada debido a su delicada posición económica, quedando sus planes urbanísticos anulados en los juzgados.
El seguimiento de todos estos suelos es un auténtico reto para las entidades gestoras de activos y su falta de control podría generar unas perdidas de gran cuantía. El reto es la creación de sistemas informáticos y protocolos de actuación que permitan controlar un número tan ingente de inmuebles para defender los intereses de la entidad y sus clientes.