El sector inmobiliario ya ha comenzado a moverse y para ello hace falta un importante apoyo económico que no siempre proviene de las entidades financieras. Es común que los inversores en estas primeras fases de la recuperación se agrupen en sociedades de inversión, y que las family office o empresas familiares sean también de las primeras que se mueven.

No sólo las entidades financieras han aprendido de la crisis, los inversores y family office afrontan ahora las nuevas inversiones con mayor cautela y garantías de éxito, lo que suele incluir el trabajo de un project manager que complementa el análisis y gestión que venían realizando en sus inversiones.

Este cambio en el sector, tiene más importancia de la que puede parecer a primera vista, pues básicamente se están produciendo cambios en las reglas de juego, en la forma en que se mueven y gestionan dichas inversiones, hay que entender esta nueva forma de actuar y aportar el valor añadido necesario para poder vender los activos, ser imaginativo en la adaptación de la financiación a los planes de venta y no cerrarse sistémicamente a algunos tipos de inversión (modelo cooperativa, autopromoción, etc)

La profesionalización del sector inversor no hace sino hacer más estable el futuro inmobiliario, es un deber de todos los agentes intervinientes, cambiar las reglas de juego ahora que comienza el crecimiento, la pregunta ¿es seremos capaces?

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