Tradicionalmente a este lado del Atlántico, las entidades financieras no intervenían en los proyectos que financian, se limitan a actuar como financiador puro, sin darle mucha importancia al objetivo que se va a dar al dinero, basándose en la experiencia del cliente.

Sin embargo, tras la crisis bancaria, se ha demostrado que muchas de las premisas utilizadas para financiar un proyecto estaban equivocadas.

Ahora muchas entidades financieras consideran que no sólo es importante controlar el destino de los fondos prestados sino la idoneidad de la inversión, no sólo desde el punto de vista financiero, sino desde el punto de vista del negocio.

El Project Management está siendo un requisito fundamental para muchas inversiones (sobre todo de gran calado) sustituyendo al project monitoring. Esto requiere una labor previa de concienciación del cliente, pero aporta grandes beneficios a todas las partes, pues se producen importantes mejoras en el proyecto que aportan mucho valor y disminuyen al mínimo los riesgos.

¿Pero podrá la lógica vencer al ímpetu comercial? ¿se implantará esta forma de hacer en todas las entidades? Es una respuesta que se está respondiendo.

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