Estamos comenzando a remontar una de las mayores crisis financieras (por no decir la mayor) de la historia. El sector financiero ha sufrido una auténtica reestructuración y aún está pagando por los errores y excesos cometidos.
En este escenario todas las voces del sector repiten de forma unánime a voz en grito, con luces y taquígrafos, un fuerte y rotundo «NUNCA MAIS».
Cabría esperar que esto supusiera un cambio real en la forma de controlar el nuevo dinero concedido, que se implementaran nuevas formas de gestión y ya no se volvieran a repetir los errores del pasado.
Si bien la realidad en el sector financiero parece ser bien distinta, el mercado comienza a reactivarse, la competencia retoma su camino y vuelven a existir objetivos comerciales para colocar dinero, ¿pero a cualquier precio?
En la carrera por ser los bancos que se lleven el dinero que está entrando en el mercado y las financiaciones que les aporten margen, vuelven a relajarse los controles y a volver a las fórmulas clásicas de análisis de riesgo que han demostrado tener grandes carencias.
El project management en dinero nuevo se utiliza, cuanto menos de forma anecdótica y en refinanciaciones de empresas (company project management) casi brilla por su ausencia.
¿Serán las entidades financieras capaces de reinventarse y aprender de sus errores?