En la nueva situación a la que poco a poco nos encaminamos, hay que trazar diferentes vehículos de comercialización para poder dar salida a los activos, dentro de estos vehículos resaltan con luz propias las cooperativas de viviendas.
Básicamente nos pueden permitir vender un solar o una estructura que de otra forma sería irrealizable, diluyendo el riesgo entre los diferentes cooperativistas.
En las cooperativas de viviendas se construye sin los márgenes del promotor, que es sustituido por un gestor, lo que reduce de manera significativa el coste de las viviendas, además la distribución y características de las viviendas se adaptan mucho más a los deseos de los cooperativistas lo que facilita su venta.
No obstante cualquiera que haya tenido experiencia financiera con las cooperativas podrá mostrarse exceptico y no andará falto de razón, por tres motivos principales, que conforman los principales riesgos de este tipo de operaciones:
1.- Existen muy pocas cooperativas en España que hayan mantenido o bajado el precio de sus viviendas, de hecho se han producido importantes incrementos en ellas esto es debido a varias razones: falta de profesionalidad de los gestores, comisiones injustificadas, mala planificación, estipulación de honorarios incorrecta…
2.- La gestión social de la cooperativa es compleja y puede provocar en si misma sobrecostes e importantes retrasos en el tiempo.
3.- Muchos préstamos concedidos a cooperativas han sido impagados y no estaban avalados por los cooperativistas lo que ha provocado quebrantos en las entidades financieras.
Los dos primeros riesgos son atajables encontrando a gestores que tengan sobrada experiencia en mantener o bajar los precios y hayan tenido una gestión social exitosa.
El tercer punto es el más fácil de atajar, basta con un aval personal por la parte correspondiente del préstamo prestado por cooperativistas solventes.
La cooperativa una excelente salida, pero con gestores de probada eficiencia y con los avales financieros pertinentes.